viernes, septiembre 15, 2006

Un día normal

By Octavio de Jesús Mirabal Lora

Un día normal como cualquier otro
extraño o lleno de turbios recuerdos,
entradas, salidas remotas, distantes momentos
del sombrío sentir de un cerebro que se disuelve.

Mereces quizás una explicación, 
¿Debo yo hacerlo? 
Tal vez se me gaste la saliva,
se retraiga la mirada turbia e indiferente
que denotas en tu andar.

No compartes ni con tus pensamientos
la ridícula brisa de una palabra.
Descifrarte un misterio, materializarte, 
peor que el destierro.

No me paso las horas sonrojándome 
al llenarme en tu rencor
en el latente tacto que se congela con solo sentir tu presencia.

La antigua caricia, la suavidad perdida de tu voz,
el oscuro instante en que desapareciste, ya lo estéril no retoña, 
no puedo encarnar al alba tus caprichos, 
menguar en el tosco recuerdo que me encerraste
 y distanciar este corazón que aun no cesa de latir.

Yo sigo, aquí estoy como el sol,
 amanezco envuelto entre mis lapsos,
regreso, me detengo, me levanto a mi antojo,
no muero, mas te pienso.
Si acaso transformo o convierto el aire en patente soledad
que se enmascara en lo minúsculo de este día.