sábado, junio 01, 2013

Esencia Perdida

By Octavio Mirabal Lora

Que inmadurez recae sobre personas engañadas, es más fácil querer fingir una felicidad imaginada, que despertar en el ocaso de una realidad devastadora. Se auto engañan así, que no llega a recaer en su mente la razón real de dicho lamento.

Es más fácil querer vivir en la oscuridad y rechazar la luz. Se vuelve más simple en mentes cortas, más llevadero, más superficial, más sencillo. Esto debido a que hasta para fingir se requiere cierto grado de autoflagelación inclusive.

Caer en juegos mentales, ilusiones como arena en el viento, percepción como pluma que arrastra la brisa, desencanto como el amargo sabor de algo no esperado, besos como punzadas de avispas, y olvido como la muerte misma.

Al parecer me pierdo sin antes encontrar la razón verdadera de mi incongruencia, no sin antes desvestir mi alma y despellejar este pobre corazón. A veces existe mucho más felicidad en la pequeñez de la ignorancia que en tratar de vivir en senderos luminosos.

Tal vez me declare vencido, abatido, destruido o más bien aniquilado, polvo en las entrañas de la palabra arrastrada, maldito ocaso que me entrego a ti, destino imperfecto que desnuda mi mente, saeta desviada, piedad inmisericorde, que llegue el alba.

La vida es corta, es solo un suspiro, un pequeño aliento que se va sin querer, un espacio incomprendido, un día, menos que eso. Solo debemos continuar, seguir.

Es así como nuestros cuerpos anhelan la dulce brisa de una mañana tibia y en el descanso infinito se desplazan los sueños para acariciar nuestros sentidos. ¿Qué sería de la vida sin esos instantes?