Intestinos
El orgullo ensimismado oculto en lo profundo de su devastaba imaginación lo hace vulnerable a los climas de impotencia moral.
Disgusto tras disgusto le hacen sobrellevar un peso inconformista y duradero. Mas en el ocaso de los días se deja arrastrar cual veloz pluma atosigada por el viento, o simplemente en el balbuceo precoz de una palabra.
Así, en la mirada feroz y rencorosa de la persecución infantil de sus lamentos, no descansa tras encontrar el horizonte al que se aferra. No sin antes pasar y dejar un suspiro de su alma, ajena de impotencia.
Hoy que me siento y me desvelo, me doblo y balanceo en esta vida que se agota cada vez, me harto de rodar y girar en este juego mental que atormenta.
El frívolo y distante amigo que ya no es, que una vez fue y que no volteó al retroceder, se inmiscuye en mis intestinos y me hace su presa y cual ave indefensa devora cada centímetro de mí.
Cuan abandonado fui, cuan torpe arrastrado por bajezas sin manto, esclavo de un sentir asesino y pasajero que no baila nueva vez en tu salón.
No, no, no creo que retorne ese crepúsculo mordaz al remembrar la estepa morena de su candidez, no así, me alejo y sin titubeos lo toleras.
¿Se destruye esto? Acaso piensas que me vences con manipulaciones, no Imaginación, has errado, ya hace tiempo que no eres.