viernes, mayo 31, 2013

Sólo memorias

By Octavio Mirabal Lora

La mirada es un recurso que atenta al corazón, que alimenta el alma. Si tenemos el privilegio de poder usarla, es bueno darle buen uso. Un auxiliar permanente sobre el corazón que tanto necesita suspiros de nuestros otros sentidos para no dejarle quedar embaucado y enmarañado en amores ficticios y sin sentido. 

El corazón merece ser atendido no dejado a que elija sin desatino. Hay tantas cosas que a mi mente llegan, instantes, pequeños momentos que el tiempo robó con su suave aliento y que fue marchitando pasa a paso aquel aliento escondido, ese susurro inimaginable de mi alma, ese ayer sumergido en mis poros, lo que fue y ya no está metido en mis pupilas, lo que permanece escudriñando en mis entrañas. 

La noche siempre interpela en nosotros, nos envuelve en su magia, nos facilita la melancolía, nos hace niños de nuevo, nos transporta al infinito y nos regala a su final, lo mejor, un bello y cálido amanecer. 

No se puede sentir necesidad de lo que nunca se tuvo. Es mejor dejar el agua correr, De que vale ya malgastar energías en algo que dejó de ser o que era o creímos poseer, pero no, no cuenta. Lo imposible es una quimera, utopía que te hace morir en intentos sin valor. 

Es como un falso adiós que nunca termina, un amanecer que espera raye el alba, un pestañar fugaz de ojos que sigilosamente me invaden y me quieren poseer para siempre. Este es el recuerdo que juguetea en mi mente, que se desliza en el corazón y que sin llamarlo muchas veces reaparece, eso que algunos llamamos memoria.