Tu mirada es siempre motivo de inspiración,
como si se tratase de un sentir perenne en mi piel,
o de un ósculo escondido salido a la luz en una noche
tibia que se reboza
y se fracciona cual dulce y sereno amanecer.
Dame tus manos que pueda tocar,
siente las mías, se mueren por dar.
Hazme de ti, como si no supieras,
transforma mi llanto en mil alegrías
y que mi alma se desborde en traviesa alegoría
de ver y sentir tu desnudez rozando mi cuerpo.