lunes, abril 20, 2009

El rastro escondido de ti

By Octavio de Js. Mirabal Lora

OH Noche, noche calurosa, 
noche oscura que me invade de dulce recuerdos, 
triste melancolía la que destapa tu desnivel emocional, 
que me toca y me hace sentir aun tu respiración.

Me despierto, me levanto, 
se disloca el sentido del pensamiento, 
miro hacia adelante, ya no estás, miro atrás, 
hay rastros de tu voz que me corrompen los estragos de mi cuerpo.

Tu esencia escondida en mis huesos, 

tu aroma y sabor hacen de mi prisionero del recuerdo
que no descifro y no llego a librar del vasto instante 
en que volaste lejos de mis brazos.


Tu piel, cual delicia en mis labios, 
tus pechos un manjar inagotable, 
el profundo y dulce abismo recóndito y sublime
que me transporta al más lejano sueño del cual no puedo despertar.

Puedo sentirlo, aun puedo olerlo, 
las sombras en mi ventana, la luz del siguiente día, 
ver dentro de tus ojos lo inmenso de tu mirada 
que me eleva, me descansa, 
y hace que este corazón no cese de latir.

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