La lluvia me transporta a tu regazo,
mis manos ansían recorrerte,
mis labios cual lanza aprisionarte,
mi cuerpo en sincronía, poseerte
y de paso morir en tu vientre.
Deslizarme en tu sudor,
beber de ti y saciarme en tu espacio.
Vibrar en tus besos y sentirme niño
y en tu abismo escondido sentirme dueño.
La noche ha sido intensa como la vida misma,
inagotable de pasión y tus ojos sobre los míos.
He sumergido mis huesos en tu charco infinito
y deseo intensamente no salir jamás.